sábado, 23 de febrero de 2019

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad

La reflexión que marca la vida de Peter Parker es un ejemplo de ese tipo de verdades que parecen ridículas de puro simples. El atisbo de amenaza (de momento velada, únicamente un globo sonda fabricado a base de filtraciones) por parte del Real Madrid de abandonar la ACB si ésta hace no sé sabe bien qué en concreto (¿un reconocimiento aún más explícito del desastre arbitral del domingo pasado? ¿un acto de contrición?) hace que el club de mis amores no esté, en esta ocasión, a la altura de los valores del héroe de mi infancia.

Los hechos ya los expuse en el anterior post. La jugada del rebote otorgado como canasta legal no tiene justificación ni comparación posible. Allá muevan feroz guerra ciegos periolistos: tratar de diluir el tremendo error con la antideportiva no señalada de Randolph a Singleton supone un patético forofismo propio de un futbolero, léase el adjetivo en su sentido más peyorativo. Antideportiva ésta, por cierto, más difícil de ver -por la mala colocación del árbitro lateral- que la falta a Taylor que nos arrebató la final de 2018; o no digamos ya que las otras ilegalidades del Barcelona en los últimos minutos de la final de este año: Pesic paseando por la pista sin que le cobren técnica o Kuric corriendo por fuera de la pista para recibir el balón antes de asistir a Tomic (si le dejasen hacer eso a Carroll cunado efectúa el carretón paralelo a la línea de fondo en lugar de tener que comerse las hostias rivales día sí y día también, nuestra ametralladora triplista de Wyoming acabaría con 35 puntos cada partido). Situaciones, todas ellas, frecuentes en multitud de encuentros, y por ende cualitativamente diferentes a la última de la moviola. Estos son, insisto, los hechos fríos y objetivos: la jugada mal videoarbitrada es un mojón de proporciones bíblicas, incomparable a los errores habituales del baloncesto.

Dicho lo cual, la reacción del Madrid es de una sobreactuación tal que me hace enrojecer. Suponer que hay algo más que mala suerte en constituirse, por desgracia, en el receptor del destrozo y no en el favorecido, implica una convicción que, me temo, no se sustenta en la realidad. Para los que llevamos toda la vida viendo basket, este tipo de extraordinarias acciones no pueden sino aguantarse con estoicismo. Solo así podremos mantener la cabeza alta si caen de nuestro lado en un futuro. Y aunque eso no sucediera, emplear el indiscutible poder mediático para presionar a la competición, por chapucera que ésta sea, tiene un aroma a chantaje desproporcionado. Las quejas donde procedan, y en su justa medida, no jodamos. Como dicen los franceses, toute proportion gardée.

Que la muerte de Stan Lee hace unos meses no nos haga olvidar sus enseñanzas.

martes, 12 de febrero de 2019

La hora de la verdad

Toda la trayectoria ascendente del Madrid de Solari, todos sus aciertos, todos sus errores, todas sus contradicciones, toda su posible gloria, todo su previsible fracaso, todo, en fin, cuanto rodea al equipo blanco deja de tener importancia, languidece inexorablemente ante la presencia de la Competición (escrita así, con mayúsculas), que ya no es un horizonte lejano para el que prepararse o ante el que angustiarse, sino que al fin está aquí. Ahora da igual Keylor que Courtois, Marcelo que Reguilón, Casemiro que Llorente, Modric que Ceballos, Vinicius que Bale, Isco que cualquiera. El Madrid nació para esto y, justo o no, su rendimiento en este torneo marcará su temporada. Ya hay sabandijas que han pasado de denominar al Ajax como el equipo revelación del curso europeo 2018-19 a una banda sin nada valioso que ofrecer. No resulta nuevo, pero es irrelevante. El Madrid compite siempre, por encima de con los demás, consigo mismo, y solo cuando es capaz de dominar las corrientes autodestructivas siempre presentes en su seno, se alza y triunfa.

Veremos si este año sucede, o no.

jueves, 7 de febrero de 2019

Quien perdona lo paga

Empezó el Madrid muy serio y concentrado, con la conexión Vinicius-Benzemá como puntal ofensivo. Pese a lo cual, el gol tempranero lo acabaría metiendo Lucas Vázquez. El Barcelona parecía despistado, y en los 25 primeros minutos el Madrid pudo colocar alguna puntilla inesperada (probablemente ni los propios madridistas se esperaban el escenario que se avistaba por momentos). Sin embargo, Vinicius culminó las jugadas para el 0-2 de manera atropellada, y poco a poco los culés se fueron rehiciendo.

El Barcelona tomó el balón, y el Madrid se aprestó a defenderse, aunque presionando arriba. Afortunadamente, la banda de Jordi Alba no era la autopista del encuentro de liga, pues Lucas se mataba a ayudar a Carvajal, y las carreras del canterano suponían de alguna manera la metáfora del partido. Con el paso de los minutos la presión alta del Madrid se fue agotando, y se llegó al descanso después de un período de achicar agua en el que Kroos, que constituía el único faro del mediocampo, veía pasar más balones por arriba de lo adecuado.

En la segunda parte, la banda de Marcelo, que ya había sido explotada por Malcolm en el primer tiempo, se convirtió directamente en un coladero. Vinicius hubo de transformarse en un Lucas Vázquez por la izquierda, pero no fue suficiente. Malcolm consiguió el empate tras un poste de Suárez, en una jugada que condena a Marcelo por su trote cochinero infame. Se perdonan los errores pero no la actitud en este tipo de eliminatorias.

Se lesionó el hiperactivo Llorente y entraron Arturo Vidal, Messi y la regleta de Cardiff, cambiando la obra de protagonistas. El FCB perdió algo de fuelle y el Madrid se volvió a estirar, consiguiendo una última ocasión de oro que Bale, sin portero, no atinó a marcar de forma vergonzosa. Quedó todo para el Bernabéu. Habida cuenta de la cantidad de goles que suele marcar el conjunto azulgrana, ningún madridista puede estar del todo contento con el resultado de hoy. Pero es lo que hay. 

viernes, 1 de febrero de 2019

Yo, pecador

"Yo pecador, me confieso a Dios todopoderoso, a la bienaventurada siempre Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre, que pequé gravemente con el pensamiento, palabra, y obra, por mi culpa, por mi culpa, por mi grandísima culpa; por tanto, ruego a la bienaventurada Virgen María, al bienaventurado San Miguel Arcángel, al bienaventurado San Juan Bautista, a los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, a todos los Santos, y a vos, padre, que roguéis por mí a Dios Nuestro Señor".