Siempre hubo una sobreactuación excesiva al calificar a Morata como nuestro Peter Parker. Esa cara de pipiolo pardillo que parecía no enterarse de nada venía al pego para el mote, pero lo cierto es que su personalidad introvertida y ligeramente apocada permitía solo una identificación superficial. Ese aire de simpático loser canterano escondía un orgullo y una ambición (me cuentan que en el terreno personal salpicada de arrebatos de ira infantiles) que poco casaban con el neoyorkino de ficción más famoso. Por mucho que yo me empeñase en encajar el jugador en la postal, Morata nunca fue del todo "uno de los nuestros". O no por mucho tiempo.
En la época de los 90, el personaje de Peter Parker se había casado en los cómics, lo cual le daba una apariencia de treintañero maduro (hasta entonces la edad del personaje siempre permanecía en una juventud indeterminada para atraer al público lector de tebeos, mayoritariamente situado en la adolescencia y los veintitantos) que, según los guionistas y responsables, lastraba las posibilidades comerciales de Spiderman. De modo que idearon una historia según la cual el Peter Parker esposo de Mary Jane no era el auténtico, sino un clon creado por un enemigo del trepamuros que lo había suplantado involuntariamente (el clon creía verdaderamente ser el Parker original) y se había casado con la pelirroja más famosa del Universo Marvel. Con la reaparición del Peter genuino, perdido en el ostracismo durante años, tenían al personaje nuevamente soltero y dispuesto a correr nuevas aventuras sin una mujer al lado con el anillo, que envejece mucho.
¿Rocambolesco? No menos que la historia de Morata con el Madrid y el Atleti. Resulta que el Álvaro madridista no existió, sino que se trataba de un impostor, y ahora aparece el auténtico, de corazón rojiblanco desde la más tierna infancia. Al final, el Morata merengue no era el Peter Parker al que yo aludía cuando cariñosamente me refería a él, sino que ha resultado el clon que protagonizó una de las peores líneas argumentales de la historia de los cómics del Lanzarredes. Como consuelo, al menos puedo afirmar que tampoco fui muy desencaminado con mi bautizo verbal.
PD: al final se descubrió que el Peter original era el casado con MJ; el nuevo era, sin saberlo, el auténtico impostor, y terminaría asesinado por el Duende Verde salvando la vida de su querido mediohermano. ¿Cuál será el Morata auténtico: el madridista o el atlético? Me temo que nunca lo sabremos.