viernes, 28 de septiembre de 2018

Lopetegui en Cuando Harry encontró a Sally

Esta comedia romántica de Rob Reiner (a quien muchos idolatráis por ser el director de La Princesa Prometida, película que he de reconocer aún no he visto) es una de las preferidas de nuestro anterior casero, Juanma Trueba. Podríamos resumirla como una sucesión de diálogos entre un hombre y una mujer a lo largo de los doce años en que tardan en enamorarse (pese a que Harry, ya en la primera noche, trata de convencerla para que se acuesten juntos), y el leitmotiv principal que se plantea consiste en si verdaderamente existe la posibilidad de la amistad pura entre ambos sexos, o si en todos los casos la tensión sexual se halla presente de algún modo, soterradamente. Harry y Sally tienen visiones de partida diferentes al respecto, aunque su relación va evolucionando a lo largo de la película. En mi opinión personal, nacida de la experiencia, la amistad entre hombres y mujeres es perfectamente plausible sin generar ninguna frustración, si bien es cierto que desde el primer momento, en este film, el espectador se da cuenta de que la conexión entre estos dos protagonistas en concreto va a ir más allá de la amistad.

Del mismo modo que en la película uno va tragándose los diálogos de la pareja esperando, con una mezcla de satisfacción e impaciencia, la chispa que convierta en tangible lo que para el de fuera resulta evidente, el aficionado madridista aguarda que en la historia de amor entre Lopetegui y la plantilla se produzca ese momento catártico que inflame las pasiones y el buen juego de manera definitiva. De momento tenemos algunos escarceos estupendos como el partido de la Roma, pero, si somos objetivos, Lopetegui, como le sucediera a Harry con Sally, lleva varios rechazos en las primeras citas importantes. Desde luego ha habido veces en que Julen se ha mostrado inteligente, y en ocasiones incluso audaz (esas titularidades de Cebollas, ese peso en el juego otorgado al ahora operado Isco), mas no termina de cortar las amarras con algunas inercias previas, y finalmente queda en tierra de nadie. Los madridistas somos un público exigente pero, como a todos, nos gustan los finales felices. Es decir, estamos deseando aplaudir ese beso/partido de inflexión tan ansiado. Puede que el Atlético de Madrid, eterno cólico miserere (paseo de los me dan cólicos, recuérdese siempre así al estadio de tan atorrante equipo), no sea el rival más fácil para catalizar el éxito en esta metáfora. No, los violentos rojiblancos no encajan muy bien en una comedia romántica. Pero la vida, a diferencia del cine, tiene aspectos que no podemos controlar. Y, aunque Harry y Sally tuvieron doce años de paciencia, el Bernabéu no ofrecerá tanta indulgencia. Ojalá el orgasmo lopeteguiano llegue pronto, y, por su bien y el nuestro, esperemos que no sea fingido.


miércoles, 19 de septiembre de 2018

Mensaje a Europa en el Bernabéu

El Madrid de las cuatro Copas de Europa en cinco años quiere seguir enviando un mensaje al mundo. Qué partidazo frente a la Roma.

KEYLOR: Alguna palomita muy vistosa, aunque más estética que efectiva. Tiene el duende ese del que hablan los supersticiosos. Segundo portero en partidos en Copa de Europa con el Madrid, tras Casillas. No es casualidad.

CARVAJAL: Al fin un partidazo del lateral en esta temporada. A su despliegue constante le añadió un mayor acierto en el toque de balón y el juego. Muy bien.

RAMOS: Sobrio, sin complicarse ni liarla. Correcto.

VARANE: Buen partido del francés, con alguna anticipación buena, sin tampoco verse muy esforzado, la verdad.

MARCELO: Bastante más suelto que otros días, se prodigó en ataque con acierto. No es el mejor Marcelo que hemos visto, pero a medio gas sigue siendo mejor que muchos. Hoy no sufrió nada atrás, salvo alguna acción aislada.

CASEMIRO: Pérdidas de balón cuando tiene que sacarla jugada, pero con rivales como el del hoy puede jugar tranquilo y con los ojos cerrados.

MODRIC: Quien diga que está acabado es subnormal. El físico le castigará, claro, pero que no me jodan. Ojalá gane el Balón de Oro.

KROOS: Partidazo del reloj alemán. Lo de este tipo es un escándalo, y menos mal que Guardiola (derrota en casa contra el Lyon hoy, por cierto, la mentirita que son los equipos de la Premier League vuelve a demostrarse, jojojo) ya estaba calvo cuando lo malvendió al Madrid por 25 kilos, porque si no se hubiese arrancado los pelos a lo vivo allí mismo.

ISCO: Isco es muy lento, soba demasiado el balón, las vacunas dan autismo, las Copas de Europa del Madrid son de Franco, todos los políticos son iguales y bébete el zumo pronto que se le van las vitaminas. Pues eso. Pdta: que tire todas las faltas él, por la gloria de mi madre.

EL SACAPUNTAS DE CARDIFF: El tipo es sota, caballo, y rey. Velocidad, desmarque y remate. Pero qué jugadas nos deja. La referencia arriba.

BENZEMA: Bastante discretito hoy, no me gustó mi querido Karim. Bien Lasotegui (pun intended) dándole descanso.

AUSENCIO: Esa jugada a lo Laudrup que casi tira abajo el estadio impide que lo critique nunca más. Indolente pero bello, como a mí me gustan. En el campo y en el amor.

CEBOLLAS: Buenos detalles lo poco que pudo demostrar.

MARIANO: jojojojojojojojojojojo.

domingo, 2 de septiembre de 2018

Real Madrid 4 - Leganés 1

Una de las mejores cosas del ambiente del Bernabéu de un tiempo a esta parte tiene que ver con la megafonía y el ruido de ambiente. Las canciones de reggaetón han sustituido a los cánticos de los ultras, desde unas temporadas atrás ya expulsados inmisesicordemente (pa fuera lo malo, no, no, no). Ha quedado desde entonces una atmósfera desimpregnada del sudoroso exceso de testosterona violenta e insultante, ahora mucho más ligera y festiva. Del mismo modo, el equipo pareciera haberse contagiado de una dinámica similar. Tras las tardes espartanas y pretendidamentes viriles del mugriñismo llegaron las más relajadas de Ancelotti y Zidane, ahora continuadas con Lopetegui. Un paisaje menos estresante y más lúdico, quizá un poco menos competitivo en el día a día (una liga y cuatro Copas de Europa, la hipótesis que estoy improvisando al final hasta va a tener sustento intelectual) pero a cambio potenciador del talento inconstante y discontinuo. De Arbeloa/Khedira a Marcelo/Modric/Ausencio. Del Puta Barsa y puta Cataluña al Robarte un beso. Y, según nos muestra el Plus en cada realización, los símbolos ultraderechistas sustituidos por cada vez más chicas en la grada. Me vais a permitir: el que no diga que no le compensa, un poquito anormal sí que es.

En medio de este Bernabéu para todos los públicos, y si bien es cierto que contra rivales de momento limitaditos, el Madrid de Lope de Tegui se permite presumir de posesión y hasta de cantera. Y, no se nos olvide, de familia, mensaje repetido hasta la saciedad en todas las declaraciones de los jugadores desde la marcha de Cristiano (ay, Mendes, la que le has liado), especialmente por parte de un dolido Ramos. Los blancos salieron dispuestos a cumplir con la presión ordenada por el míster, con alguna pieza superflua en la circulación de balón (Casemiro) y penando en ocasiones por falta de amplitud o profundidad, mas muy concentrados, pensando las acciones con un ojo guiñado y la lengua sobre el labio superior, como un alumno aplicado en un examen de dibujo técnico. El 1-0 llegó en ese tramo de partido prometedor, por mediación del ayer abrelatas de Cardiff. 

Poco después Casemiro cometió un penalti absurdo y el Leganés se encontró con un empate tan inmerecido como inapelable. Tras el descanso, las gotitas de perfume que Benzema va dejando siempre fuera del área se convirtieron en algo más productivo, con un gol estupendo en sutil toque de cabeza que permitió el estreno del VAR en el coliseo madridista. El Madrid combinó en los minutos siguientes muy bien, y el francés nos dejó otro golazo que nos hace soñar a sus seguidores con que, fuera la figura onmipresente del Acaparador de Madeira, Karim va a estar ante otro de sus años grandes. El cuarto llegó con otro penalti a Asensio, que ya lleva tres provocados, más el que no le pitaron en el primer partido contra el Getafe. Confirmando mi teoría de que, en contra de lo que digan las malas lenguas que subrayan que el Madrid es el equipo al que más penales le pitan, si observas con lupa los encuentros, casi siempre aún tendrían que haberle señalado más a favor. 

Con el 4-1 yo dejé al equipo disfrutando en el césped y me marché a otros menesteres.  El equipo está engrasando su nueva estrategia basada en la coralidad, una apuesta excitante que se suma a las de la juventud, posesión  y hasta contención económica en un mercado disparatado. Supongo que, hasta el momento, incluso el arzobispo de Barcelona estará orgulloso.